
Habilidades que promueven el pensamiento critico
Argumentación: la unidad argumentativa se basa en una relación triple: el conjunto de una posición justificada, otra posición opuesta justificada (contraargumento) y una tercera posición o respuesta. A partir de lo expuesto, un argumento se fundamenta en una razón que permita sustentar y respalde la conclusión final. Siguiendo esta lógica, pueden existir varias razones y, por ende, varias conclusiones, dependiendo del contexto y la forma como se aborde el tema en cuestión. En general, la argumentación busca que los interlocutores que forman parte de la discusión argumentativa expongan sus puntos de vista a partir de una situación específica. Desde entonces, se deberá defender la postura que se expone a través de argumentos, con el objetivo de persuadir al otro, siempre manteniendo una coherencia de pensamiento

Análisis: se puede entender como una habilidad intrínseca del pensamiento que se tiene para extraer las partes de un todo, de tal manera que se determine su incidencia en cierto fenómeno. De acuerdo con Shardakow (1963, p. 83), se trata de un proceso que consiste en la «selección de los elementos que integran los objetos o los fenómenos de la realidad, en sus rasgos y propiedades, así como de los nexos y relaciones que existen entre ellos». Según este punto de vista, el análisis permite explicar un fenómeno en cada una de sus partes y características, de tal manera que se puedan establecer con claridad las relaciones causa-efecto entre ellas. Esto permite alcanzar un conocimiento más profundo sobre el fenómeno y servirá para sentar las bases de una comprensión en niveles más complejos.
Solución de problemas: Esta es otra de las habilidades que debe desarrollarse en las primeras etapas de la vida del joven. Para Nickerson, Perkins y Smith (1990, p. 86), esta se orienta a «los procesos de conducta y pensamiento dirigidos hacia la ejecución de determinada tarea intelectualmente exigente». De esta manera, ante la aparición de un problema, se asume la idea de buscar el logro de un objetivo, a pesar de que no se conoce de antemano el procedimiento para conseguirlo.
Esta habilidad es una de las más complicadas en desarrollar, en la medida en que supone siempre el conocimiento del problema para buscarle una solución. Regularmente se requiere combinar algunas habilidades, como la percepción, el análisis y la compresión que faciliten el proceso de búsqueda de soluciones que puedan ser viables y coherentes. De ahí que pueda identificarse como modalidades de solución los procedimientos inductivos y deductivos.
Evaluación: Es una habilidad de gran importancia, ya que permite tomar las decisiones correctas ante las situaciones que el sujeto tiene que enfrentar a lo largo de su vida. Por ello, es necesario reforzarla y emplearla de manera adecuada, para que pueda mostrar el desarrollo adecuado o inadecuado de los procesos que se desarrollan. Esto mismo lo plantean Saiz y Rivas (2008, p. 3) cuando afirman que «la necesidad más inmediata para evaluar las habilidades de pensamiento surge de saber si una intervención, un programa de enseñar a pensar, funciona o no». Y más adelante enfatizan en el cambio que debe generarse luego de haber recibido una instrucción, tal como sucede al fortalecer habilidades críticas: «Si se instruye para mejorar determinadas habilidades, es imprescindible saber si esta enseñanza tiene algún efecto. Para ver esta influencia debemos comparar el rendimiento después de la instrucción con el obtenido antes de la misma» (p. 3).
A partir de todas estas habilidades, se puede concluir que el pensamiento crítico implica el seguimiento de una sucesión de realidades que permiten, finalmente, obtener las evidencias necesarias para llegar a conclusiones válidas. Todo ello involucra actuar con precisión y siempre con plena confianza en la razón. Por ese motivo es que este tipo de pensamiento requiere necesariamente una evaluación o un juicio que exprese el resultado final de lo procesado.
Pensamiento crítico a través de la investigación:Desde hace mucho tiempo se ha reflexionado sobre la importancia del pensamiento crítico en la universidad. La valoración de las habilidades de este pensamiento se vincula con el conocimiento y con el perfil que se espera de todo estudiante universitario en el marco de su carrera profesional. Así, Uribe (2008) ha revalorado la importancia que el pensamiento crítico tiene con el conocimiento y con la formación integral de los estudiantes universitarios. De esta manera, es sumamente necesario que quede clara la importancia del pensamiento crítico en la educación universitaria. La poca profundidad en temas de investigación durante la educación básica regular genera un vacío en los estudiantes de los primeros ciclos de las universidades. Estos estudiantes acceden a la educación superior, pero muchas veces sin una base para la reflexión. Y lo mismo sucede en los ciclos posteriores. La universidad debería, entonces, ser un espacio para motivarlos a la investigación y en el desarrollo del pensamiento crítico; sin embargo, no siempre es así.